Espiritualmente Vivo
"Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y
esta vida está en Su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene
al Hijo de Dios no tiene la vida" (1 Juan 5:11,12).
Adán vivió física y espiritualmente cuando Dios le sopló
vida. Adán vivía espiritualmente porque su alma estaba unida con Dios. Nosotros
no fuimos diseñados para estar aparte de Dios o para vivir en forma
independiente de Él. Nosotros nacimos para vivir espiritualmente.
Vivir espiritualmente es, para el cristiano, estar unido con
Dios. La Escritura presenta repetidamente este concepto cuando usa la expresión
preposicional en Cristo. Ser en Cristo es el tema del Nuevo Testamento.
Nosotros fuimos creados, tal como Adán, para estar unidos con Dios pero Adán
pecó y su unión con Dios, la nuestra también, fue cortada. El plan eterno de
Dios es traer de vuelta hacia El a la creación humana, restaurando en nosotros
la unión que gozó con Adán en el principio. Esa unión restaurada con Dios es la
esencia de nuestra identidad y la encontramos en Cristo.
Su alma fue unida con Dios cuando usted volvió a nacer y
usted se volvió vivo espiritualmente, tan vivo como estaba Adán en el jardín
antes de pecar. Tal como lo declara repetidamente el Nuevo Testamento, usted
está ahora en Cristo y Cristo está en usted. Puesto que Cristo es eterno y está
en usted, la vida espiritual que El le da, y usted recibe, es eterna; así,
pues, usted no tiene que esperar hasta morir para obtener vida eterna ya que
¡la tiene en este mismo momento!
El apóstol Juan escribió: «El que tiene al Hijo, tiene la
vida» (1 Juan 5:12) recordando, probablemente, lo que Jesús dijo a Marta: «Yo
soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y
todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente» (Juan 11:25,26). Y
luego de haber hablado así a Marta, añadió: «¿Crees esto?»
La Palabra de Dios es clara: nosotros seguiremos viviendo
espiritualmente gracias a Jesús aún después de morir físicamente ¿Cree usted
esto?
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