La Indicación de Evaluar a una Persona
¿Un profeta...?
¿Otro profeta...?
Lo escuche. Miraba su lenguaje corporal. Examinaba su léxico. Analizaba la palabra que decía a la luz del contexto de quienes estábamos allí. Trataba de interpretar su lenguaje corporal. Pero sobre todo evaluaba sus palabras a la luz de la Palabra Profética mas confiable, la Biblia. Hubo palabras al aire, otras elocuentemente dichas a modo de que la gente común como yo, le costara trabajo examinar la estructura gramatical de la oración.
¿Quien era? Era el joven de una congregación. Un joven místico. De esos que utilizan sin remordimiento alguno la frase: "Dios me dijo". Y mas grave aun, usar eso que "Dios le dijo" para sustituir la Biblia que debe ser la base de su predicación.
Desde mi perspectiva, era sincero en lo que creía. Era honesto al externar en el micrófono su "creencia". Aclaro, esa era mi percepción. Que era sincero. Que era honesto. Pero la honestidad de una persona, no encausa la fe hacia Cristo. Por muy sincera que una persona sea en su fe y en lo que cree, no significa que su creencia tenga un fundamento firme y solido en la Biblia.
El fruto de su crecimiento espiritual era cuestionable: Inasistente en la vida de iglesia, Sin discipular, analfabetismo bíblico, sin interés en la misión de la iglesia, sin servir a nada ni a nadie,etc.
En estos días en que el analfabetismo bíblico es uno de los principales enemigos de la iglesia, debe ser prioridad para todos los ministerios, el conocimiento y la vivencia de la Palabra de Dios. Estamos inundados de profetas de pies de barro. Ante este fenómeno de los últimos tiempos, hay una indicación bíblica: Analizar a la luz de la Palabra escrita, lo que se diga y salga de boca de estos personajes. Y evaluar el fruto de su conducta.
Veía a aquel personaje indisciplinado y decía para mi mismo:
"En efecto... es mejor ungir al disciplinado
que disciplinar al ungido"
Memorias de un pastor desde el exilio...
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